Opinión

La reivindicación de Miguel Ramón

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Tiro Libre

Anwar Moguel
Novedades Chetumal
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Muy pocas veces la política te ofrece una segunda oportunidad. Personajes que en su momento rozaron los cuernos de la luna en la grilla local no supieron aprovechar su momento y se convirtieron en entes fantasmales, muy lejos de lo que pudieron llegar a ser.

No es el caso del ex alcalde de Solidaridad, Miguel Ramón Martín Azueta, a quien el gobernador electo Carlos Joaquín González sacó del limbo y puso en sus manos un nuevo futuro, una inmejorable oportunidad para reivindicarse políticamente.

Para quienes no lo conocen, Miguel Ramón, quien por el momento ocupa el puesto de enlace con el Poder Legislativo, tiene una interesante trayectoria no exenta de escándalos, pues en el pasado ha sido acusado de todo, aunque siempre salió bien librado.

miguel-ramon-martin-azueta7Pero un hecho es innegable: nació para ser político. Su paso como empresario de medios y lechero le dejó sinsabores y problemas, demostrando que lo suyo, lo suyo, es la grilla pura y dura.

Tras más de una década alejado de la escena política, Martín Azueta regresó con ímpetu, ya maduro y con algunas canas, pero con la misma astucia política fluyendo en sus venas. Él mismo presume con amistades cercanas que “lo que bien se aprende, nunca se olvida”.

Fue Miguel Ramón quien llevó a Carlos Joaquín a la función pública, proponiéndolo como tesorero municipal a quien fue su sucesor en el Ayuntamiento de Solidaridad, Gabriel Mendicuti Loría.

Como alcalde de 1999 a 2002, a Martín Azueta le tocó el inicio del boom turístico de la Riviera Maya. La proyección que tuvo y su estilo de ejercer la política lo convirtieron en un prospecto para la gubernatura, pero sus deseos de comerse el mundo a los 30 años le hicieron perder la oportunidad y ocasionaron su exilio de la política.

Su juventud y carácter impulsivo lo llevaron a enfrentarse incluso con el entonces gobernador, Joaquín Hendricks, a quien públicamente le “aventó” el trabajo de titular de la Comisión para la Juventud y el Deporte, un puesto que siempre se le hizo poca cosa.

“Cuando no tengas quien te grille, gríllate tú mismo”, era su filosofía que orgulloso compartía con sus colaboradores, los cuales admiraban –y también temían– su afinado maquiavelismo político.

Ahora, en el gobierno de Carlos Joaquín, la posición que jugará Miguel Ramón es clara: será el hombre fuerte del gobernador, el domador y verdugo.

Miguel Ramón ya sabe lo que es pisar fondo y perder casi todo. Hoy, con una nueva familia y otra forma de ver la política, estará a la diestra del gobernador y tendrá la oportunidad de retomar el camino perdido, siempre y cuando no pierda el piso y evite caer en los errores de antaño.

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