Tiro Libre
Anwar Moguel
Novedades Chetumal
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Con las elecciones a la vuelta de la esquina la maquinaria electoral del PRI luce tan poderosa como siempre, y se ve aún más imponente debido al efecto de la perspectiva, pues al ponerla lado a lado con la oposición luce colosal, como un Gulliver rodeado de enanos.
Si no ocurre un cataclismo, el próximo 5 de junio será un primaveral día de campo para el Tricolor, invicto en todas las batallas por la gubernatura en la entidad. El problema, es que las condiciones están dadas para que suceda un cataclismo.
Durante los primeros días del 2016 la temperatura de la contienda interna por la candidatura a la grande en el Tricolor se ha elevado de forma desmedida, provocando exabruptos, ataques, desmarques, alianzas y rencores entre los siete destapados.
Las tensiones están a la orden del día y fueron alimentadas por una video columna de un periodista poblano que aseguró que el PRI nacional se había decantado por el diputado federal José Luis “Chanito” Toledo Medina, material que sus simpatizantes replicaron incesantemente en las redes sociales.
“Chanito” es, sin duda, uno de los aspirantes con mayores posibilidades, junto con el alcalde de Solidaridad Mauricio Góngora Escalante. Ambos gozan del total respaldo del gobernador Roberto Borge Angulo, factor que pesa a mucho, al menos en el entorno local.
Pero el adelantado anuncio de humo blanco provocó enojos en sus “amigos” y rivales, y un airado cuestionamiento del alcalde capitalino, Eduardo Espinosa Abuxapqui, que impulsivo como es, dijo todo lo que pensaba.
Hasta Cora Amalia, que también tiene alzada la mano aunque nadie la cuenta entre los aspirantes, dijo que esas filtraciones no tienen nada de serias, pues solo son estrategias de guerra mediática para generar ruido.
Lo cierto es que la unidad priista está partiéndose mientras se acerca la hora de la verdad, y eso sin contar la amenaza latente del candidato “incómodo”, Carlos Joaquín González, que se mantiene en la órbita del Tricolor pero lejos del área de influencia de Borge, al menos por el momento.
El único obstáculo a vencer para el PRI tiene que ver con mantener esa unidad aunque sea con remiendos.
Eso lo sabe muy bien el gobernador, y hasta el propio “Chanito” Toledo, quien actuó adecuadamente para controlar la crisis. Buscó el diálogo, limó asperezas con los otros corredores y de manera pública a través de su Twitter dejó claro que nada está dicho y que esperará la decisión del partido, a la vez que reconoció las aspiraciones de sus compañeros. Una jugada política necesaria y oportuna para apaciguar los ánimos.
El PRI tiene la sartén por el mango pero deberá superar el trauma de la designación del candidato sin fracturas mayores, si quiere garantía de triunfo.
