Opinión

Una pincelada de la realidad educativa

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Tiro Libre

Anwar Moguel
Novedades Chetumal

El Instituto Nacional para la Evaluación Educativa (INEE) presentó esta semana a la Cámara de Diputados el Informe 2015 “Los docentes en México”, documento que concentra los datos estadísticos y técnicos de la educación básica mexicana, que es una lectura obligada para cualquier miembro del sector educativo.

El informe es muy preciso al detallar la realidad educativa de nuestro país, aunque por su complejidad muchos aspectos son imposibles de reseñar en un texto, sin embargo aporta elementos para la discusión acerca de los avances que ha representado en los hechos la impopular reforma educativa.

Porque los datos aportados han generado, además de una ola de notas periodísticas y textos de opinión, una preocupación tangible para los interesados en el tema magisterial, ya que se avizora un panorama desalentador para el futuro cercano.

Uno de los puntos de mayor relevancia tiene que ver con la formación de docentes, ya que de acuerdo a las estimaciones estadísticas en los próximos cinco años el sistema educativo entrará en una crisis por falta de maestros.

escuela cerca de la gasolineraY es que se anticipa que el número de jubilaciones en primaria y secundaria principalmente, será muy superior al número de maestros egresados de las normales, por lo que dentro de un lustro la presión sobre el sistema normalista será inmensa, puesto que no podrán cubrir la demanda de docentes requeridos.

De entrada en el próximo ciclo escolar el número potencial de jubilaciones en preescolar será de seis mil 321, cifra cercana al egreso de las normales. En cambio, en primaria las vacantes serán de 48 mil 212 y en secundaria de 33 mil 606, y estas plazas superarán por mucho a los egresados normalistas que son nueve mil y ocho mil en números redondos, aunque aún existe una alta cantidad de rezagados que pueden suplir, momentáneamente, esa carencia.

Hay dos factores primordiales que abonan a este problema, que de no atenderse podría ocasionar un colapso del Sistema Educativo Nacional como lo conocemos. En primer lugar se encuentra el innegable hecho de que las normales, tanto públicas y privadas, forman profesionistas mediocres.

El terrible estado de las normales no es asunto nuevo y en Quintana Roo lo sabemos muy bien. Secuestradas por décadas por grupúsculos familiares que impusieron su ley, las normales privilegiaron el acceso a sus plazas a hijos e hijas de catedráticos en funciones, que en muchas ocasiones sin vivir la experiencia de ser maestro frente a grupo se convierten, por puro nepotismo, en formadores de maestros.

Este flagelo solapado y protegido en su momento por el SNTE convirtieron a los dos normales quintanarroenses en feudos sin ley, donde el alumno y su formación es lo que menos importa.

Educacion_Informe_Barbosa_02Los resultados saltan a la vista y no difieren con el reporte que dio la presidenta del INEE, Sylvia Schmelkes del Valle ante los diputados federales, donde aseguró, en palabras llanas, que el 60 por ciento de los egresados de las normales en el país no son aptos para enseñar.

De hecho, la reconocida académica señaló como una de las principales causas del bajo rendimiento de las normales a la pobreza, apuntando que el 59 por ciento de los estudiantes normalistas provienen de familias de escasos recursos, lo que de alguna manera incide negativamente en el aprovechamiento.

Veladamente, Schmelkes del Valle también criticó los planes de estudio al pedir que se alineen los objetivos y propósitos de las normales a lo que exige ahora la Reforma Educativa.

El segundo factor que influye sobre la inminente crisis en el magisterio es, como lo explicó también la titular del INEE, que la carrera docente ya no es atractiva para los estudiantes, por lo que se prevé que la tasa de ingreso a las normales vaya disminuyendo año con año.

Y esto es una consecuencia lógica de la aplicación de una Reforma Educativa sin la preparación debida, ya que se aprobó una ley en una especie de salto al vacío donde todos los problemas no previstos –que son muchos- se espera solucionarlos sobre la marcha. Esa falta de planeación está cobrando la factura y el costo puede ser altísimo en los próximos años.

Porque lo que por muchos años hizo atractiva la idea de ser maestro era que, además de considerarse un trabajo seguro al graduarse de las normales, permitía al estudiante aspirar a una vida digna y tener una profesión que era respetada por la sociedad. Todo eso cambió a lo largo de las últimas dos décadas.

Ahora, el egresado de la normal tiene que pasar exámenes para acceder al aula además de los cuatro años de estudio de su licenciatura, evaluaciones que según el testimonio de los propios normalistas, tienen poco que ver con lo que les enseñan en la normal, por lo que inevitablemente la gran mayoría fracasa.

Si logran acceder al sistema educativo pasando el filtro de los exámenes, se enfrentan a una realidad donde por su trabajo reciben un salario irrisorio, catalogado estadísticamente como el quinto peor de todos los países que integran la OCDE, muy por debajo del promedio mundial de 40 mil dólares anuales.

maestros 3Para rematar, el prestigio del maestro ante la sociedad está por los suelos, causado por un golpeteo paulatino, sistemático e inmisericorde tanto de medios como del gobierno, culpando a los profesores de todos los males habidos y por haber de un sistema educativo diseñado a propósito para mantener al pueblo en ignorancia.

Dentro de todo lo malo, se abre una ventana de oportunidad para mejorar esta situación. Ante la inminente crisis por falta de maestros que se anticipa las condiciones laborales y salariales de los profesores tendrían que ser ajustadas en el mediano plazo para poder contrarrestar esa falta de atractivo de la carrera magisterial.

Y esto es una obligación, porque las autoridades educativas no pueden aplicar –aunque lo están haciendo– la ley del embudo, exigiendo al maestro un nivel profesional de altura, conocimientos académicos elevados y un trabajo que dé resultados, sin otorgarle a cambio una retribución acorde a las exigencias.

La crisis se puede evitar con voluntad política de hacer las cosas bien. De lo contrario, la Reforma Educativa será un catastrófico fracaso. Al menos eso apuntan los datos.

¡Hasta la próxima semana!

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