Opinión

El cumpleaños de la “maestra”

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Anwar Moguel
Tiro Libre / Novedades Chetumal

elbaprisionEl pasado 6 de febrero la ex lideresa magisterial Elba Esther Gordillo cumplió 70 años, pero a diferencia de su época de gloria donde disfrutaba a manos llenas de las delicias del poder, esta vez el festejo fue tras las rejas, abandonada por el grupo político sindical que creó y alimentó con sus propias manos.

Elba Esther, considerada por la revista internacional “Forbes” como la mexicana más corrupta en 2013 debido a la malversación de unos 200 millones de dólares de recursos sindicales, es un personaje odiado y amado por igual, fiel reflejo de una idiosincrasia característica del pueblo mexicano donde lo negro se mezcla con lo blanco en una tolerada escala de grises.

Como política fue implacable. No le importó dar la puñalada por la espalda a su mentor, Carlos Jongitud, en una movida de ajedrez dictada desde Los Pinos por el presidente Carlos Salinas de Gortari, que la encumbró en los cuernos de la luna al frente del sindicato más poderoso del país en ese momento.

La “maestra” Gordillo no desaprovechó la oportunidad y en esa posición desplegó todo el talento político con el que contaba abriendo la puerta para que el gremio magisterial cosechara importantes beneficios, pero también instauró una férrea dictadura en la organización donde se hacía solo lo que ella decía.

En las secciones sindicales la democracia era inexistente –eso no ha cambiado- pues los votos de los delegados valían de poco cuando el dedo de la ex lideresa apuntaba a uno o a otro lado. Varios líderes reales de la sección 25 vieron aplastadas sus aspiraciones por una simple instrucción de Elba Esther, y nadie osaba retarla porque sabían de lo que era capaz.

En Chiapas y otros estados, fuerzas políticas disidentes del magisterio la acusaron incluso de ordenar asesinatos, con elementos circunstanciales que soportaron sus acusaciones.

En sus más de 20 años como dirigente, Elba Esther Gordillo amasó un poderío inimaginable, tanto económico como político, fuerza que curiosamente se acentuó en los sexenios panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón que le vendieron su alma a la ex priista para conseguir su apoyo en las elecciones federales, a cambio de jugosas posiciones.

Así, a Elba se le concedió el control del ISSSTE y de la Lotería Nacional, dos instituciones que utilizó como caja chica para financiar y operar electoralmente a través del partido que fundó: Nueva Alianza.

elbayfelipeDebido a su relación tersa con el entonces presidente Felipe Calderón, en el 2008 se convirtió en la mujer más odiada por el gremio magisterial por firmar la Alianza por la Calidad de la Educación, pacto que oficializó, entre otras cosas, los exámenes de oposición para acceder a dobles plazas y la erradicación de la herencia de puestos laborales.

En ese año el magisterio se sacudió en todo el país, y en Quintana Roo no fue la excepción. Cerca de diez mil maestros del SNTE marcharon varias veces en la capital, sacaron a los “líderes” del sindicato local encabezados por el holboxeño Emilio Jiménez Ancona y se apoderaron de las oficinas de la Sección 25 por varias semanas.

En las marchas, las consignas, los insultos y los reclamos iban dirigidos, todos, a una misma figura: Elba Esther Gordillo, la efigie de la “enemiga” que vendió al gremio.

Hoy, curiosamente, se le extraña.

Como periodista y como docente, he sido muy crítico con las prácticas sindicales, llenas de vicios y claroscuros, y por supuesto nunca he sido admirador de Elba Esther Gordillo, mucho menos la considero un ejemplo a seguir.

De hecho a raíz de una de mis columnas, años atrás, cuando Elba Esther estaba aún en la cima, tuve la oportunidad de compartir apreciaciones con el ex dirigente sindical Florentino Balam Xiu, en una larga plática donde me expuso lo positivo de tener a una figura política como Elba Esther al frente del SNTE en el país.

Conocedor de la política pública y sindical, y del gremio magisterial, Balam Xiu señaló en la conversación que la fuerza del sindicato radicaba en Elba Esther y su capacidad de infiltrarse a las más altas esferas del sistema, que el magisterio mantenía una estabilidad permanente gracias a que ella garantizaba un puerto de abrigo, un manto protector contra el propio gobierno del que, de alguna manera, formaba parte.

Integrantes de la sección 9 del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación realizaron una protesta frente al domicilio de la dirigente Elba Esther Gordillo en la colonia Chapultepec Polanco. Por su parte, líderes de la CNTE anunciaron que mañana arranca la caravana del magisterio en varios puntos de la República, y se prevé que arribe a la capital el próximo jueves, dentro de las acciones contra la alianza educativNo coincidimos. Yo sostuve que Elba Esther formó una cultura sindical corrupta y retrógrada, donde se aplasta la democracia y se premia la sumisión absoluta. Señalé que muchos de los grandes males del sector educativo en México nacieron en el SNTE, y que desde mi punto de vista era inaceptable la riqueza desmedida que ostentaba la dirigente “vitalicia” gracias a que el sindicato era su franquicia personal.

El único punto en el que estuvimos de acuerdo es que el gobierno cometía un error al culpar al sindicato de la baja calidad educativa en el país, ya que esa área es competencia total de la Secretaría de Educación Pública.

En retrospectiva, ambos tuvimos razón.

Florentino tuvo razón porque ahora, con Elba Esther en prisión, el gremio quedó en una orfandad perenne y el SNTE está en terapia intensiva, a punto de irse al más allá como un fantasma, una sombra de lo que fue en vida.

Tuvo razón porque los maestros, que una vez la consideraron su peor enemiga, han cambiado de opinión al ver languidecer a su sindicato y quedar expuestos ante los embates del gobierno. “Estábamos mejor cuando estábamos peor”, aseguran.

Ahora, sin sindicato, sin una organización fuerte, se recuerda a Elba Esther Gordillo con un adjetivo que ella misma se impuso, como una “guerrera”. Sus evidentes actos de corrupción, sus excesos, su autoritarismo, su enriquecimiento ilícito, quedaron perdonados en el acto, producto del sentimiento de orfandad.

Pero también tuve razón, porque fue la misma cultura sindical que ella creó, donde los intereses personales reinaban, donde insisto, se premiaba la sumisión y la zalamería, la que acabó con ella y con el SNTE.

Porque fueron sus pupilos, a los que ella formó a su imagen y semejanza, quienes le dieron el beso de Judas y la vendieron al gobierno federal, empezando por Juan Díaz de la Torre quien, en todo caso, también debería estar encarcelado.

Esa clase política que ella educó para la obediencia aprendió tan bien la lección que ahora sirven muy bien a su nuevo patrón: el presidente Enrique Peña Nieto.

No hay lucha, no hay posicionamiento, no hay poder. Solo sumisión. Solo acatamiento.

A dos años de la caída en desgracia de Elba Esther y a pesar de todos sus errores, el gremio la añora, y su imagen quedará en el recuerdo colectivo con características polarizadas, por un lado el de la corrupta e insaciable política que no pocas veces hizo el papel de la mala de la película, y por otro lado como la lideresa más fuerte y emblemática del que, bajo su batuta, llegó a ser el sindicato más poderoso de América Latina.

Hoy, en su cumpleaños número 70, pidió solo un deseo: la oportunidad de cumplir su condena en arraigo domiciliario.

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