Tiro Libre
Anwar Moguel
Novedades Chetumal
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El ex gobernador Miguel Borge Martín, gestor y fundador de la Universidad de Quintana Roo, resucitó el viejo tema de la autonomía universitaria en un mensaje que dio con motivo en el 25 Aniversario de la llamada “máxima casa de estudios de la entidad”, abriendo la puerta para que directivos, catedráticos, alumnos y egresados le entren al debate –y a la pelea– para lograr la ansiada independencia del poder político.
Y es que nadie tiene más autoridad moral para abrir fuego sobre la autonomía universitaria que Miguel Borge, cuya visión y empuje logró la creación de la Universidad, que se convirtió en el logro más importante de su gobierno.
No es la primera vez que el ex gobernador toca el tema de la autonomía. Lo hizo también el año pasado más o menos por estas mismas fechas, cuando en entrevista para la empresa Radio Fórmula aseguró que la autonomía de la UQROO era muy necesaria para garantizar la consolidación del proyecto, y que la “veía en el horizonte”.
Pero, ¿qué tan cerca o tan lejos estará ese horizonte, que hoy se mira nebuloso?
En 25 años de historia la UQROO no ha dado un paso firme hacia su autonomía, y la comunidad universitaria brilla por su pasividad, su falta de acción y hasta de reacción.
La UQROO ha tenido que soportar ser tratada como una dependencia cualquiera de la administración gubernamental, donde la rectoría es solo un puesto político más, que se entrega sin chistar a quien el dedo del ejecutivo designe.
Por supuesto que esta fórmula ha traído resultados catastróficos: estancamiento, ambiente poco sano para la confrontación de ideas, autoritarismo, represión, y lo más doloroso de todo, la caída paulatina en la calidad educativa.
El actual Rector, Ángel Rivero Palomo, recibió el mando de la UQROO en el peor estado posible de manos de la polémica Elina Coral Castillo, que aún antes de dejar el puesto se ganó la corona como la peor rectora en la historia de la Universidad.
Rivero Palomo también llegó a la Rectoría por designación política –obligadamente, dado que es el único camino–, sin embargo tiene a su favor un amplio bagaje académico que lo respalda, y hasta el momento ha hecho bien las cosas.
En menos de un año logró calmar las agitadas aguas de la UQROO, donde algunos grupos de catedráticos y administrativos se disputaban el poder interno. Ha entablado diversos acuerdos para abrir nuevos espacios que fortalezcan la educación impartida y empieza a abrir el abanico para mejorar la oferta de carreras y posgrados.
Pero si el joven Rector, egresado de la propia UQROO, verdaderamente quiere dejar su sello, necesita dar un paso adelante e impulsar, desde su posición, la búsqueda por una autonomía real, que permita a la UQROO salir de las arenas movedizas de la grilla y de los caprichos gubernamentales para tomar su propio sendero.
El momento es ahora, cuando el tema de la autonomía está en boga y los candidatos a la gubernatura de todos los partidos han mostrado apertura a brindar la ansiada independencia, incluso el ex Rector José Luis Pech Várguez, hoy candidato de Morena, quien como mandamás de la Universidad condujo las riendas con mano de hierro desbaratando a cintarazos un intento de los catedráticos de formar un sindicato.
Es evidente que Rivero Palomo no es el responsable ni de buscar, ni mucho menos de otorgar la autonomía porque es algo que excede por mucho sus facultades, pero sí puede ser un factor positivo que contribuya a que, tras un cuarto de siglo de existencia, la UQROO pueda dar el salto y convertirse en una Universidad Autónoma, dueña de su propio destino al estar a salvo de los vaivenes propios de la política.
Los catedráticos, y sobre todo los estudiantes, deberán hacer lo propio, tomando un papel protagónico y mucho más activo para que este sueño de libertad se haga realidad y no esperar a que pasen otros 25 años con una universidad sometida y maniatada.
