Opinión

Agitación en el magisterio

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Tiro Libre

Anwar Moguel
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De no muy buena manera ha recibido el gremio magisterial a la Secretaria de Educación nombrada por el gobernador Carlos Joaquín González, la doctora Marisol Alamilla Betancourt, que sin haberse acomodado aún en la silla de la oficina principal de la Secretaría de Educación y Cultura (SEyC) ha sido blanco de severos señalamientos y es, por el momento, la funcionaria que ha generado más rechazo.

Por supuesto, en el magisterio esto no es nada extraño. El gremio educativo es uno de los más grandes y plurales, pero también es uno de los más politizados y grilleros. Pocos son los titulares de Educación que han salido indemnes de esa relevante posición.

marisol-alamilla1Marisol Alamilla, con amplia experiencia burocrática en la educación, no debe desconocer la facilidad con la que se agitan las aguas en el magisterio, y tampoco es ajena a la extrema dificultad que conlleva estar al mando de esa secretaría, que está recibiendo en relativa calma gracias en gran parte a los buenos oficios del secretario saliente, José Alberto Alonso Ovando.

Porque el ahora ex secretario llegó a la dependencia en el peor de los momentos, durante lo más álgido del conflicto magisterial de 2013. Con una política de puertas abiertas y mucho diálogo consiguió estabilizar el sector, a pesar de que enfrentó grandes problemas financieros –como todas las dependencias de gobierno– por la forma en que el estado administraba las finanzas.

Alonso Ovando entregó una dependencia en paz, con algunos focos rojos, pero sin asomo de rebeliones ni problemas urgentes. Por estas razones el ex funcionario no fue llamado a comparecer ante los diputados, en un tácito reconocimiento a su labor.

Corresponderá ahora a su sucesora mantener ese clima de tranquilidad y trabajo en el magisterio quintanarroense, cosa que es más fácil decirla que hacerla.

Marisol Alamilla tiene todo por demostrar. Si bien cuenta con una larga carrera administrativa no es vista por los maestros como una de los suyos, lo que la obliga a remar contra corriente para ganarse el respeto, y deseablemente el aprecio de los maestros, lo que no será sencillo.

Y es que la funcionaria llegó arropada por el liderazgo nacional y local del Sindicato Nacional de Trabajadores de la Educación (SNTE), que la apapachó e incluso la impulsó a la posición que hoy ocupa. En el primer evento público del gobernador Carlos Joaquín González, Marisol Alamilla estuvo escoltada por los miembros del longevo sindicato, entre ellos el líder nacional, Juan Díaz de la Torre, el local, Fermín Pérez Hernández, y el repudiado ex dirigente Rafael González Sabido.

Pero el respaldo del SNTE no garantiza que el magisterio adopte a la nueva funcionaria, de hecho incluso podría perjudicarla, porque la relación entre la debilitada organización magisterial y las bases aún sigue dañada.

El SNTE ha perdido poder e influencia a pasos agigantados, y aunque hoy por hoy está empeñado a reconquistar el amor de sus agremiados, todavía hay frialdad y lejanía. Su apoyo a la secretaria de Educación es un arma de doble filo.

Alamilla Betancourt recibió refuerzos de parte del gobernador Carlos Joaquín, que empezó a colocar a sus fichas en las posiciones clave de la dependencia: como subsecretario de Educación Básica sembró a un viejo conocido del sector, Rafael Pantoja Sánchez, quien fue uno de los que sufrió consecuencias en meses pasados su simpatía hacia el entonces candidato, y que será el encargado de coordinar el área más compleja, mientras que al experimentado Carlos Gorocica, que era uno de los que sonaba para la titularidad de la dependencia, lo puso como director de Recursos Humanos.

Legitimarse en la posición no será sencillo para Marisol Alamilla, pero tampoco imposible. Eso sí, deberá ser paciente y tener la cabeza fría, porque el magisterio tiende a poner a prueba a los nuevos “mandamases” para verificar si son capaces de llenar el puesto.

Twitter: @PoliticaQR

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