Anwar Moguel
A la diputada federal Lizbeth Gamboa Song eso de las redes sociales nada más no se le da, porque cada vez que se atreve a publicar cualquier cosa le llueven críticas de ciudadanos que, como muchos, están cansados de la partidocracia y los “representantes populares” impuestos por dedazo, a través de la vía plurinominal.
A mediados del pasado diciembre la chetumaleña lanzó en su Facebook una invitación con un enlace adjunto a la página de su Informe de Actividades 2013-2014, el cual a diferencia de su correligionario Raymundo King de la Rosa, solo presentó de manera virtual, evitando el derroche innecesario de recursos.
La publicación generó de inmediato reacciones entre los chetumaleños, pero seguramente no de las que esperaba la diputada.
Y es que en las redes sociales los halagos, las felicitaciones y los apapachos a los que los políticos están tan acostumbrados dentro de su burbuja social, son cosa muy rara. Con nombre y apellido los ciudadanos desataron cuestionamientos contundentes a la diputada priista sobre sus votos a favor de la homologación del IVA y del cambio de huso horario, principalmente.
También le preguntaron si informaría acerca de sus evidentes actos de campaña anticipada al repartir útiles escolares con su nombre impreso, o las actividades de su tienda de abarrotes con precios bajos que no es otra cosa sino publicidad móvil de su imagen.
Porque las aspiraciones de Lizbeth Gamboa son de sobra conocidas, y se sabe que tiene en la mira la alcaldía capitalina para el 2016, aunque tendrá que medir fuerzas con otros interesados de mayor peso dentro del PRI estatal.
Aprendiendo la lección a medias, esta semana publicó un par de fotografías “conviviendo” con niños y familias de las colonias Payo Obispo y Pacto Obrero, llevando regalitos por el en festejo del Día de Reyes, según ella.
Nuevamente las críticas y los comentarios sarcásticos fluyeron como la espuma, ya que de inmediato los ciudadanos empezaron a recriminarle sus acciones, aunque esta vez guardó absoluto silencio.
“Ya empezaron los baños de pueblo, los encargos del pan para las tortas, los encargos de los friolines, eso si todo a costo del dinero de los mas necesitados ahhh se me olvidaban las teles de plasma del programa de calderón que de seguro van a cacarear los aspirantes de todos los partidos como propio…..en fin” (sic.), escribió el usuario Juan Martín Xix.
“No pues q chingon,por q gracias a esta señora y otros estupidos los niños tendran q madrugar aun más y las pelotas son para cuando el niño no se quiera levantar los despierten con un balonazo, en verdad q la gente no tiene la más minima conciencia q sus politicos solo estan para servirse del pueblo y no para servir al pueblo” (sic), secundó Patricia Baquedano, entre otras decenas de comentarios más que evidencian el desprecio de buena parte de los capitalinos a la labor de la “representante popular”.
Ya son varias las ocasiones en que la legisladora chetumaleña recibe una dosis de dura realidad desde la jungla virtual, pues es imposible olvidar su ocurrencia de publicar una fotografía viajando en avión privado junto al líder de la bancada priista en el Congreso, Manlio Fabio Beltrones, imagen que desató la indignación entre usuarios de las redes que salpicó incluso al poderoso político sonorense.
Las redes son una poderosa herramienta para los políticos, pero también para el ciudadano común que por este medio de fácil acceso pueden enfrentar, sin intermediarios, a personajes que de otra manera son inaccesibles.
Por su bien, Lizbeth Gamboa debe cambiar su estrategia de posicionamiento en redes sociales, o de plano tomar una sana distancia para que sus carencias como representante popular no sean exhibidas por el mismo pueblo.
