Tiro Libre
Anwar Moguel
Novedades Chetumal
.
El tema de la sucesión gubernamental de 2016 ha hecho correr ríos de tinta en los últimos días, luego de que el alcalde capitalino, Eduardo Espinosa Abuxapqui, anunciara oficialmente su deseo de competir dando así el disparo que marca el inicio de la carrera.
Abuxapqui, que ocupa la presidencia municipal de la capital por segunda vez, sabe que los alcaldes cuando hacen un trabajo bien valorado por la sociedad tienen los elementos y la plataforma política para competir por “la grande”, y no desaprovechó su oportunidad.
Pero el político chetumaleño no es el único alcalde que se ha metido a la carrera, ya que sus homólogos de Playa del Carmen y Cancún, Mauricio Góngora Escalante y Paul Carrillo de Cáceres respectivamente, también están más que interesados en el tema aunque no hayan dicho ni pío. Sus acciones los delatan.
De esta tercia de alcaldes aspirantes a gobernadores es el playense, Mauricio Góngora, quien tiene más manzanas en la canasta, ya que además de su innegable popularidad gobierna uno de los municipios con mayor número de habitantes, lo que sin duda lo coloca al frente de sus competidores.
Algunos opinólogos señalan que el punto en contra de Góngora Escalante es su escasa trayectoria política, ya que principalmente ha ocupado cargos administrativos en el gobierno y su única posición de elección popular ha sido justamente la presidencia municipal, pero eso no lo descalifica, e incluso para muchos podría ser algo favorable para sus aspiraciones.
Porque el edil de Playa del Carmen no está encasillado en la imagen cuadrada del político de antes. Su proyección es más cercana a los ciudadanos y eso le permite explotar su carisma natural, algo muy importante cuando se trata de mercadotecnia electoral.
Gracias a eso, en menos de dos años al frente del municipio de Solidaridad se ha consagrado como el alcalde con mayor aceptación de sus gobernados –lo que inherentemente habla de su eficiencia como gobernante– y como el líder de los presidentes municipales de Quintana Roo, posición que fue oficializada tras su nombramiento como coordinador de alcaldes de Quintana Roo dentro de la Confederación Nacional de Municipios de México (Conamm).
Estos logros no se pueden soslayar sobre todo si se considera que está al mando de uno de los municipios más complejos del estado al ser uno de los motores económicos, lo que conlleva lidiar con un crecimiento poblacional sin comparación en el resto de la geografía.
Por supuesto que Mauricio Góngora no las tiene todas consigo y tendrá que poner en práctica todas sus habilidades de negociación si en realidad pretende ser el elegido, ya que las ambiciones andan desatadas y son muchos los interesados.
En la capital, Eduardo Espinosa Abuxapqui es también un gobernante popular y que goza de buena aceptación por parte de la población. Sus calificaciones altas tienen el plus de que fueron logradas a pesar de recibir un Ayuntamiento convertido en piltrafa por sus antecesores, Carlos Mario Villanueva Tenorio y Andrés Ruiz Morcillo.
En su segunda vuelta como alcalde de Chetumal, Abuxapqui ha mostrado su experiencia y madurez como funcionario logrando meter orden en las finanzas, y controlando el ambiente político dentro del municipio, lo que le ha permitido posicionarse lo suficiente para animarse a competir.
Su punto fuerte –en el que supera a los otros dos alcaldes de esta lista– es la trayectoria política de altos vuelos que le ha permitido acumular un abultado currículum. Ha sido, además de un apreciado presidente municipal, diputado local y líder de la Legislatura, diputado federal y secretario de gobierno, entre otros cargos.
A favor tiene que en todos sus cargos ha realizado un trabajo de aceptable a destacado, lo que le ha permitido mantenerse vigente en la política.
Si bien es menos carismático que Mauricio Góngora, también tiene lo suyo, pues proyecta una imagen bonachona que es bien recibida por el electorado. Se vende bien.
Su principal debilidad consiste justamente en que gobierna Othón P. Blanco, una demarcación que palidece en número de habitantes y recursos económicos ante las potencias norteñas que gobiernan sus homólogos.
Abuxapqui es, sin lugar a dudas, el político más popular del sur, pero es muy poco conocido en Cancún y Playa del Carmen, lugares donde se definirá la elección. Deberá aplicarse en serio forjando alianzas con fuerzas vivas del norte de la entidad si quiere lograr su cometido.
El más débil de los tres y que difícilmente logre pasar el primer filtro hacia la gubernatura es Paul Carrillo de Cáceres, quien es un aspirante natural por el simple hecho de gobernar Cancún (Benito Juárez), la joya de la corona quintanarroense.
Paul Carrillo está al mando del municipio más poblado y más rico del estado, sin embargo de todo lo demás adolece. Su popularidad está por los suelos. Las calificaciones a su gobierno otorgadas por los cancunenses no son nada destacadas, y su imagen no conecta con la sociedad.
Paul Carrillo no goza del carisma y la eficiencia política de Mauricio Góngora; tampoco tiene la trayectoria, experiencia y colmillo de Abuxapqui. Lo único que tiene a su favor es dinero. Simple y llanamente.
Los recursos del Ayuntamiento de Cancún le permiten, con facilidad, posicionar su imagen política, pero en una sucesión donde hay al menos media docena de aspirantes, algunos huesos muy duros de roer, este factor –normalmente decisivo– no será suficiente.
De hecho, en las encuestas internas que guardan con secretismo dentro del Tricolor estatal sobre los posibles aspirantes a la sucesión, Paul Carrillo no figura. Si lo hacen Mauricio y Abuxapqui, en ese orden.
