La columna

Enero resulta “tragicómico” en Chetumal

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EN ÓRBITA
Marcelo Salinas

Para muchos puede parecer tragicómico, pero aquí lo sufren en serio miles de familias: hasta los regalos de Navidad y Reyes serán empeñados para cubrir los gastos inevitables de enero.

heroes 355Terminó el maratón Guadalupe-Reyes, con tremenda resaca, agravada cuando se miran las cuentas, y empieza la “cuesta de enero”, esa combinación del movimiento inflacionario, el gasto excesivo y las deudas. Es un periodo durante el cual –calcula un catedrático de la Universidad de Quintana Roo– sufre más del 80 por ciento de los chetumaleños.

Es una realidad triste, asfixiante, y fincada en que la mayoría de los habitantes en edad laboral de esta capital se desempeña en la burocracia municipal, estatal o federal, a quienes se les adelantaron sueldos, salarios y prestaciones, por supuesto que ya erogados en el periodo de festejos.

El profesor investigador Francisco Güemes Ricalde sostenía a este diario hace pocos días que se debe a los excesivos gastos por fin de año; al reinicio de clases; a utilizar de manera indiscriminada el crédito, y no prever los gastos básicos como luz, agua y otros, que suelen ser ineludibles este mes.

La economía de Chetumal depende del circulante que genera la burocracia, y cuando el dinero ya fue desembolsado comienzan los verdaderos problemas: muchos empeñarán aparatos electrónicos, herramientas, joyas e, incluso, obsequios recibidos, por esos cuantos pesos que a veces aligeran la carga. No es chiste. Vienen los días más difíciles para quienes no tomaron precauciones o no les alcanza para todo.

Lo mismo ocurre en otras ciudades del Estado y seguramente en casi todo el país. Es más, para quienes gastaron cuidadosamente, el inicio de año tampoco está exento de problemas por el ajuste inflacionario no previsto en productos y servicios de primera necesidad.

Aun cuando lo anterior no sirva siquiera de consuelo, refleja que la situación económica hace rato no es óptima en el sur, por esa dependencia aparentemente a perpetuidad del sector público debido a la poca diversificación. En ese sentido, ni la brillante ocupación hotelera que exhiben empresarios y autoridades será el aliciente para salir del trance.

Ahora bien, si ya no se hizo lo adecuado con anticipación, ¿qué se recomienda?

avenida de los heroes4Los expertos piden, de entrada, conocer la magnitud del problema. Hay que elaborar una lista de todo lo que se tiene (patrimonio, prendas, activos) y por otro lado de todo lo que se debe (deudas o pasivos), incluso gastos fijos. Eso permite saber, por ejemplo, si debe más de lo que se tiene, que en la mayoría de los casos no suele suceder.

Lo segundo es hacer un presupuesto en donde la primera prioridad sea reducir los pasivos. Esto se logra pagando el mínimo a los acreedores y luego depositar una cantidad adicional –lo más que se pueda– al crédito que presente la tasa de interés más alta.

Aunque si en realidad la cartera no tiene pocos pesos, posiblemente convenga concentrar los esfuerzos en liquidar el que tenga el saldo más bajo, para así liberar un poco la presión.

La tercera sugerencia que plantean los que saben es sustituir los préstamos por otros que contemplen una tasa de interés menor. Todos sabemos que el crédito más caro es el que otorgan los bancos o las tiendas departamentales mediante tarjetas de crédito y créditos de nómina, y ello puede representar el tanque de oxígeno más a la mano en estas circunstancias.

La cuarta es que, si hay ingresos extras, deben destinarse al pago de deudas para poder mejorar la situación financiera y no a seguir consintiéndose.

Algunas otras opciones son un préstamo familiar, algún retiro anticipado del fondo de ahorro en la empresa o un anticipo de la siguiente quincena.

Una opción mayor, a la que recurren muchos, es vender un bien o dejar que la prenda empeñada simplemente se pierda, aunque es lo menos deseable para no salir derrotado de esta batalla fija de cada año.

El panorama se ve difícil, pero hay que avanzar.

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