Opinión

Seguridad: el desafío y la estrategia en Quintana Roo

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Tiro Libre | Anwar Moguel

No hay una preocupación mayor para los ciudadanos y el gobierno quintanarroense que el tema de la inseguridad. La calidad de líder continental en Turismo de nuestro estado es un tremendo imán para los grupos de la delincuencia organizada que, usando a su favor las carencias sociales y la falta de oportunidades, han logrado enquistar sus malignas células a lo largo y ancho de nuestro territorio; los síntomas de este flagelo que azota a nuestro país -no es exclusivo el tema de Quintana Roo- se resienten con mayor fuerza en la zona norte de la entidad, donde por la misma dinámica económica y social la inseguridad se ha acrecentado, pero sus efectos permean en todos los municipios.

Imagine el fenómeno delincuencial como una avalancha que se ha alimentado de la falta de voluntad de las autoridades, la pobreza y la impunidad hasta convertirse en una enorme masa que luce imposible de frenarse; así, con esa analogía, podemos entender el tamaño del desafío que ha asumido el gobierno de Mara Lezama Espinosa, que tiene dentro de sus prioridades recuperar la paz para los quintanarroenses y sus visitantes, como lo establece el Plan Estatal de Desarrollo en su eje de Seguridad Ciudadana.

La primera mujer gobernadora de Quintana Roo entiende que para parar la inercia de la bola de nieve se necesita atacar el problema desde dos frentes: uno inmediato, que son las acciones implementadas desde la Secretaría de Seguridad Pública Estatal encabezada por el contralmirante Rubén Oyarvide Pedrero, en coordinación con las fuerzas federales y municipales; y uno a mediano y largo plazo -mucho más importante aún-, que es el brindar espacios y oportunidades para los niños, jóvenes y las familias a fin de restaurar el tejido social, para romper ese círculo vicioso del que se nutre la delincuencia.

Es evidente que no hay soluciones mágicas que puedan dar resultados inmediatos, pero las acciones están a la vista de todos y son contundentes. Por ejemplo, en tan solo 4 meses, de octubre de 2022 a enero de 2023, se han realizado 98 operativos dentro de los Centros Penitenciarios con excelentes resultados, así como decomisos importantes. También se inició con la estrategia de “despresurizar” la carga de los penales con el traslado de 197 personas privadas de la libertad de alta peligrosidad a diferentes penales federales, en el Estado de México, Veracruz, Oaxaca, Chiapas y Coahuila. Algunos de estos reos de alto perfil, eran generadores de violencia aún desde prisión.

Los trabajos de investigación e inteligencia han permitido lograr el decomisos de más de 247 kg de drogas y sustancias ilícitas, un promedio muy superior al del cuatrimestre previo. Asímismo, se han incautado por parte de la Secretaría de Seguridad Pública de Quintana Roo 133 armas de fuego, 2 mil 328 cartuchos,138 cargadores, una granada y 41 armas blancas en ese mismo periodo.

Otro rubro donde ha brillado el trabajo de Seguridad es en el combate a robo de vehículos, pues en estos 120 días de administración fueron recuperados 650 vehículos, algunos con reporte de robo y otros que eran usados por criminales y fueron relacionados a la comisión de hechos delictivos. 

La cifra de detenciones también es importante: 2800 detenidos en este periodo tanto del fuero común como federal.

Pero esas cifras y acciones nada significan si no impactan en el día a día de los ciudadanos de manera positiva; por ello, la SSP emprendió operativos con un grupo especial denominado “Orión” para atacar los frecuentes asaltos a negocios y robos en lugares públicos y hogares. Gracias a los recorridos inhibidores de delitos la estadística de robos a tiendas de conveniencia, farmacias y otros negocios ha bajado en un 30 por ciento, al igual que los robos a casa habitación que presentan también una disminución relevante.

El campanazo más reciente que demuestra que existe no sólo voluntad, sino una mayor coordinación y eficiencia, la vimos con el operativo de búsqueda y localización que se dió al inicio de esta semana en la zona de Xul Ha, en donde se logró el aseguramiento de armas de fuego, vehículos, pero sobre todo el rescate de cuatro personas que se encontraban privadas de su libertad. Para muchos esto fue una noticia más, pero para los liberados fue una segunda oportunidad de vida.

Falta mucho, muchísimo por hacer. Es cierto que aún hace falta depurar las corporaciones de malos elementos; es cierto que la cifra de homicidios y delitos de alto impacto sigue siendo muy alta; es cierto que la percepción ciudadana sigue siendo negativa respecto al tema de seguridad; pero también es cierto que se está trabajando con esfuerzos sin precedentes para combatir a ese monstruo de mil cabezas que es la delincuencia.

Coadyuvemos responsablemente, como ciudadanos, en esta lucha desigual, empezando por no ser partícipes de hechos delictivos -comprar artículos robados o de dudosa procedencia, por ejemplo- y denunciando, por engorroso que sea, todo delito a las autoridades, sin cesar de exigir que cumplan con esa importante responsabilidad de garantizarnos un entorno seguro.

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