Opinión

En la 4T, sigue el saqueo al campo

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Tiro Libre | Anwar Moguel

Ni la “cruzada” contra la corrupción cacareada un día si y otro también por el presidente Andrés Manuel López Obrador ha podido acabar con los vicios enquistados en la delegación federal de la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader, antes Sagarpa), que sin cambiar ni un ápice sus manuales de la transa continúa sacrificando a los productores campesinos para hinchar las bolsas de billetes de sus altos funcionarios.

Y es que bien dicen que a río revuelto, ganancia de pescadores, y mientras a nivel federal siguen los jaloneos por el control de las delegaciones estatales, la Sader en Quintana Roo permanece sin cabeza formal, dirigida por un “encargado” de nombre Joel López Torres, acompañado de un puñado de subdelegados y funcionarios, que hay que decir, fueron de los pocos que conservaron sus trabajos ante el agresivo recorte de personal aplicado por el nuevo gobierno de Morena.

Este “encargado” fue acusado por productores de sorgo de las comunidades de Zapata y Vallehermoso como el responsable de que perdieran toda su producción de inicios de este 2019, debido a que la dependencia federal les entregó semilla de pésima calidad.

La semilla, entregada como “apoyo” a los campesinos, fue de la marca Pioneer P2080, y desde el principio los productores se resistieron a recibirla debido a la mala calidad de este insumo; sin embargo, como ya habían preparado sus tierras no les quedó de otra que sembrar las más de 800 hectáreas que tenían destinadas para el ciclo Otoño – Invierno.

El resultado fue desastroso: pérdida total de la cosecha. Trabajo tirado a la basura.

Por supuesto, se quejaron de inmediato con el subdelegado Israel Martínez, quien con un cinismo infame les dijo que le reclamen a la empresa Agroveterinaria Huimanguillo S.A. de C.V. que vendió la semilla, ¡cuándo fueron ellos los que hicieron el amarre y el “negocio” para adquirir el insumo!

No es la primera vez que los campesinos sufren por causa de los “amarres” entre funcionarios del campo y empresas proveedoras, pero no se esperaban que ya en plena cuarta transformación las mismas prácticas de favoritismo y presunto saqueo siguieran siendo la norma.

Con justa razón exigen que ya se acaben estas malas prácticas, e incluso señalan estar ya a la espera de que el presidente cumpla la promesa de entregarles los apoyos para la producción sin intermediarios, pues el campo en Quintana Roo lleva años sin despegar mientras que los altos funcionarios de la ex Sagarpa y de la Sedarpe salen con un “colchón” para vivir cómodamente por muchos años.

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