Opinión

53 años de #Cancún: la grandeza y la incertidumbre

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Anwar Moguel

En emotiva y reflexiva sesión solemne, este jueves se conmemoró el cumpleaños número 53 de la ciudad de Cancún, nacida como el primer Centro Integralmente Planeado (CIP) de turismo en México cuyo éxito y desarrollo económico superó todas las expectativas, pagando una dura penitencia también por el crecimiento explosivo en el aspecto social.

Y es que no podemos ignorar los grandes problemas y retos que enfrenta el Cancún de hoy, asolado por la violencia que se nutre de la profunda desigualdad de una ciudad cuyas luces se asemejan a las del pujante primer mundo, mientras que sus sombras esconden la dura realidad del rezago y la miseria en la que vive la mitad de la población de nuestro país.

Por esta particular dicotomía, muchos ven pocos motivos para celebrar por todo lo alto un cumpleaños más de Cancún, enfocando la mirada en los puntos negativos, en el lado oscuro, en los dolorosos flagelos que laceran no solo a sus residentes, sino a todos los quintanarroenses.

Otros, opinamos que hay razón de sobra para festejar pese a esos problemas -que son reales, peligrosos y que se deben atender-, por la grandeza de la ciudad que es orgullo de todo un estado.

Perdemos de vista que el nombre de Quintana Roo a nivel mundial está ligado al de Cancún, que hoy por hoy no hay destino en Latinoamérica y el Caribe que le arrebate el liderazgo, que sigue siendo un imán para millones de visitantes de todo el mundo que se deleitan con sus bellezas naturales y su cultura de servicio.

Parece que se nos olvida el orgullo que genera en los quintanarroenses ser reconocidos en el orbe, en gran parte gracias a Cancún. Que la economía estatal se sustenta y ha crecido en torno a su éxito turístico, y que sigue siendo hoy una tierra pródiga para muchas familias que cada año llegan en busca de mejorar sus condiciones de vida.

En la celebración solemne de este 53 Aniversario, la presidenta municipal de Cancún (Benito Juárez), Ana Patricia Peralta de la Peña, hizo un pertinente recordatorio a los agoreros del infortunio.  “Este día nació una ciudad que cambiaría el rostro de México en el mundo, una ciudad que se sumó a la vida de Quintana Roo que también vivía importantes transformaciones, al pasar de ser un territorio, a convertirse en uno de los Estados más importantes de la República. El pilar que impulsaría el inimaginable desarrollo turístico que tanto nos enorgullece: el CANCÚN que hoy es uno de los indiscutibles líderes turísticos del mundo entero”, destacó desde el arranque de su emotivo discurso.

Y no, la alcaldesa no cayó en la comodidad engañosa de pintar un Cancún de caramelo, por el contrario, fue muy seria al abordar el duro diagnóstico del presente: rezago social, desigualdad y la resultante violencia. 

“Estamos en el momento justo para tomar las decisiones que marcarán el rumbo del Cancún que queremos: un Cancún próspero, moderno, incluyente, unido, fuerte y con justicia social. Quiero aprovechar este momento de celebración, para hacer un nuevo llamado a la acción, para que quienes aquí vivimos: autoridades, trabajadores, empresarios, hoteleros, instituciones educativas, mujeres y hombres, niños, niñas, jóvenes y adultos mayores, nos fijemos como objetivo común reconstruir la paz de Benito Juárez”, dijo, en la parte medular de su mensaje.

Su llamado fue en sintonía con el de la gobernadora Mara Lezama Espinosa que, como orgullosa cancunense y ex presidenta municipal, respaldó la postura de su sucesora, Ana Paty Peralta, y añadió que hay en su gobierno y en el gobierno municipal toda la voluntad política para tomar hoy decisiones y acciones para corregir el rumbo en donde se está perdiendo: en lo profundo del tejido social.

Del resultado de estas acciones depende el futuro, ya sea extender la grandeza de Cancún, o acelerar su degradación. Ojalá que todos los esfuerzos se sumen para tomar la primera opción.

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