Tiro Libre | Anwar Moguel
Andrés Manuel López Obrador, presidente de la República y líder moral del autodenominado gobierno de la “Cuarta Transformación” (4T), es un fanático confeso del beisbol, tanto que en su conferencia mañanera frecuentemente utiliza términos comunes usados en el rey de los deportes para contestar o “batear” cuestionamientos incómodos.
Pero el gusto del presidente por este bello deporte ya se convirtió en tema de escándalo, porque ordenó en el presupuesto de egresos una partida de 500 millones para “fomentar” la actividad deportiva, de los cuales alrededor de 350 se inyectarán a la promoción del beisbol.
¿Y dónde está lo malo?, se preguntará usted. Bien, las críticas llueven porque mientras se destina esa millonaria cantidad al deporte favorito del mandatario, temas prioritarios como la salud, la ciencia, e incluso la actividad turística, que es uno de los pilares económicos del país, están sufriendo serios recortes que ponen en riesgo su operatividad y crecimiento.
En Quintana Roo, los efectos de estas decisiones se resienten con toda claridad al ser el estado más importante en materia turística, líder nacional en generación de empleos y primer lugar en aportaciones de divisas; pese a ello, la federación ha minimizado el apoyo a la promoción turística desapareciendo el Consejo de Promoción Turística de México con un batazo de foul, y el combate al sargazo se ha quedado más en el discurso que en una realidad.
La Marina, nombrada por el propio presidente para encabezar la lucha contra el sargazo, no ha presentado el plan prometido y mientras tanto no hay recursos federales para atender la contingencia, dejando el paquete completo al estado y los municipios.
Y si esto no fuera suficiente, tampoco hay interés claro en atacar de fondo la inseguridad que está engangrenando nuestros destinos turísticos, pues se han retirado cientos de elementos de las fuerzas federales y la prometida llegada de la “guardia nacional” aún está en veremos.
Análisis aparte requiere la estrategia planteada por el presidente, que con su filosofía de “abrazos, no balazos” propone enfocarse en la seguridad ciudadana ante los delitos comunes, dejando de lado el ataque a la delincuencia organizada que es el principal factor generador de ejecuciones y delitos de alto impacto.
¿Acaso la 4T quiere “ponchar” a los más importantes destinos turísticos del país? ¿O simplemente la incompetencia y obcecación les está haciendo perder la cabeza en las primeras entradas del sexenio?
