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¿Quién tuvo la culpa: Félix o Julián?

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#EnCorto | 8 de octubre
Del Facebook de Jorge Castro Noriega

En el bochornoso espectáculo que protagonizaron esta mañana en el desayuno del festejo del 43 aniversario de Quintana Roo como entidad libre y soberana, en el Centro de Convenciones de Chetumal, tanto Félix González Canto como Julián Ricalde Magaña tienen, por supuesto, un enorme grado de responsabilidad.

De ninguna manera se justifica que un ex gobernador y actual senador de la República, y un ex alcalde de Benito Juárez y actual secretario de gabinete en el Gobierno estatal, cedan a impulsos primitivos opuestos a la política de Estado que se supone dominan muy bien, para convertir la solemnidad del respetable evento en un vulgar pleito callejonero.
No se les disculpa y ambos tendrán necesariamente que dar una explicación o asumir una consecuencia. No obstante, resulta obligada la pregunta: ¿Quién tuvo la culpa?

¿Julián Ricalde, el secretario de Desarrollo Social e Indígena del Gobierno del Cambio, por no controlar su instinto de bravucón de barrio y prender la mecha con un majadero “tuit” a Félix, en un evento donde su jefe el gobernador llamaba precisamente a acabar con los enfrentamientos del pasado y dar paso a una cultura del diálogo?

¿Félix González acaso, por olvidarse y denigrar su investidura de senador por Quintana Roo y acudir hasta la mesa del provocador Ricalde a reclamarle con un “¡a mi me respetas pendejo!” y luego con una sonora bofetada, un comentario que si bien era mal intencionado no llevaba escrito nombre del destinatario?

¿Será quizá Ricalde, porque en vez de controlar ese espíritu arisco y pendenciero que lo caracteriza no guardó “para la salida” o para otra mejor ocasión la contundente respuesta a puñetazos que le dio al ex gobernador, consciente de que si respondía le echaría a perder la fiesta a su jefe el gobernador?

¿A lo mejor fue de Félix, pues en vez de dar por terminado el belicoso episodio cuando con el labio hinchado y las mejillas rojas debió comprender que había sido un error de cálculo soltarle el primer descontón a alguien que se fajó y forjó en las calles del barrio, y no conforme todavía agarró una silla con la intención de descalabrarlo y ganar por traicionero “nocaut” el pleito?

Los dos, Félix y Julián, tienen el mismo grado de responsabilidad. Pero como en los buenos juicios, hay que analizar los elementos existentes para saber quién fue el que encendió los ánimos que derivaron en tan vergonzoso episodio que quedará grabado en un oscuro rincón de los anales de la política quintanarroense.

Félix se puede decir que no tiene mucho qué perder, pues ya va de salida en el Senado y ahí la mayoría es priista como él, así que es improbable -por no decir imposible- que lo reprendan o lo sometan a alguna sanción. Quizá, no le importe. 

Ricalde, en cambio, lleva más las de perder por ser un alto funcionario del Gobierno organizador y anfitrión del evento de aniversario de Quintana Roo, por lo que debió evitar hacer mal uso del Twitter, ofendiendo con un mensaje en una foto donde González Canto poco antes saludaba al gobernador. Además, al contener su instinto porril y aguantar como varón la cachetada, habría dejado muy mal parado ante los ojos de todos los asistentes a Félix, que quizá se hubiera retirado avergonzado y ya sería para estas horas una destrozada víctima de las redes sociales. 

¿Quién tuvo la culpa, quién? ¿El que provocador prendió la mecha o el de piel sensible que se sintió aludido y soltó el primer golpe? 

¿Debe Félix disculparse ante todo Quintana Roo por la afrenta? ¿Debe Julián renunciar a la Sedesi para permitir que se investiguen los hechos libremente? Se aceptan opiniones. 

#PeriodistasDeCancun

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