Opinión

Una agenda para el sur

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Tiro Libre

Anwar Moguel
Novedades Chetumal
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En amena charla de café con el Oficial Mayor Manuel Alamilla Ceballos, un grupo de periodistas integrantes de la asociación civil “Periodistas del Caribe” discutimos la necesidad de romper el paradigma de la actual cultura empresarial y económica para detonar al sur del estado, haciendo énfasis en la responsabilidad gubernamental sobre un tema por demás preocupante, ya que la crisis de esta zona de la entidad es un mal crónico.

Sin intentar tapar el sol con un dedo, el alto funcionario del gobierno de Carlos Joaquín González reconoció la gravedad de la situación que atraviesa la capital y sus alrededores, donde el estancamiento económico es notorio debido a los escasísimos generadores de dinero circulante, con todos los efectos nocivos que esto trae, como desempleo, subempleo, y un consecuente incremento de la inseguridad.

Alamilla Ceballos refirió los esfuerzos del actual gobierno para contribuir a la economía sureña, centrando su discurso en acciones concretas en la asignación de contratos con proveedores, donde se ha dejado de lado el amiguismo para abrir el abanico a un mayor número de emprendedores.

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Con estadísticas en mano, el Oficial Mayor destacó que el 70 por ciento de los nuevos contratos de compra realizados por esa dependencia han sido con empresas locales, intentando repartir el pastel de manera equitativa para que todos ganen. El restante 30 por ciento son contratos con empresas foráneas que ofrecen productos que no se expenden a nivel local, o bien manejan precios mucho más accesibles.

Explicó que esta forma de licitar las compras y la asignación de contratos se pretende implementarla en todas las dependencias de Gobierno, como una manera de alentar la inversión y la generación de circulante para el sur.

Esto es, por supuesto, una acción positiva pero insuficiente, pues al funcionario se le hizo ver que desde dependencias del gobierno como la Secretaría de Economía, cuyo propósito se ha perdido en el limbo desde hace lustros, se debe impulsar una nueva cultura emprendedora, aunque esto pise callos de la atelarañada clase empresarial chetumaleña, instalada en una mullida zona de confort que en nada contribuye al desarrollo.

Porque por más que se maquillen los números, la realidad es que los entes gubernamentales responsables de reactivar la economía no tienen nada que presumir, por el contrario, la realidad los hunde.

Coincidimos que aunque es muy pronto para calificar el desempeño de este gobierno en lo que se refiere a la agenda económica para el sur de la entidad, no se ve hasta el momento nada nuevo bajo el sol, por el contrario, el nombramiento de la empresaria Rosa Elena Lozano Vázquez en esta importante posición fomenta la continuidad de la misma cultura, ya que la misma funcionaria forma parte de ella desde siempre.

Manuel Alamilla no echó por tierra los comentarios, pero recriminó -con justicia, hay que decirlo- la dañina apatía de la sociedad civil chetumaleña, que poco o nada aporta en la construcción de una agenda económica realista, inclusiva, pero sobre todo efectiva.

Y en ese punto no hay discusión; sin soslayar la responsabilidad gubernamental, los capitalinos y habitantes de los otros municipios del centro y sur del estado tenemos que impulsar un cambio cultural, empezando por nosotros mismos.

Solo el pueblo puede salvar al pueblo, reza un dicho muy de izquierda, pero que es completamente verdadero. Ninguna agenda gubernamental será efectiva si no hay participación social, si no somos nosotros los que exigimos, a voz en cuello, lo que queremos.

Detonar el sector agropecuario, secuestrado por grupúsculos de poder que han fomentado la improductividad; apostarle a la industria con el respaldo gubernamental, y consolidar el turismo histórico y ecológico en la zona, son grandes temas que deben ser puestos en la mesa, pero que hasta el momento solo aparecen en el discurso.

Es urgente que las cámaras empresariales, los colegios de profesionistas y demás agrupaciones de la sociedad civil tomen el reto de entrarle al debate y generar una agenda económica para el sur, porque seguir la misma ruta es una condena anticipada.

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