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PAN y Morena ante sus demonios

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Anwar Moguel
Novedades Chetumal

Morena, el partido fundado por Andrés Manuel López Obrador y que bajo su sombra se convirtió en poco tiempo en el mandón a nivel nacional y local, y el anquilosado PAN, principal partido oficial en Quintana Roo, no podrían ser más distintos entre sí, sin embargo, concurren en la actualidad en una realidad paralela que los enfrenta con sus propios demonios.

Y es que ambos partidos están en pleno proceso de renovación de sus dirigencias estatales, pero en lugar de dar ejemplo de cultura democrática y juego limpio, desde ya están exhibiendo las ambiciones descarnadas y los deseos malsanos de poder, esos que suelen convertir las elecciones internas partidistas en verdaderos cochineros.

En el blanquiazul, el candidato cancunense afín a la ex diputada Patricia Sánchez Carrillo, Eduardo Pacho Gallegos, abrió campaña con durísimas declaraciones contra el equipo político comandado por el diputado local Eduardo Martínez Arcila y el aún dirigente, Carlos Pallares Bueno, a quienes acusó de mantener “secuestrado” al partido para monopolizar las posiciones políticas y candidaturas.

Tiene mucho de razón Pacho Gallegos, que incluso dijo que los militantes panistas deben “dejar de ser perros”, pero el grito de guerra en el inicio de su campaña por la dirigencia estatal contra el delfín de Pallares, Faustino Uicab, marcó la tónica de la contienda que será todo menos tersa y quien sabe si limpia.

En Morena el proceso de renovación a nivel local empezará a tomar rumbo este fin de semana, en las asambleas distritales, pero pese al llamado del dizque líder estatal, Ricardo Velazco de participar y “salir bien” de estas asambleas, el encontronazo entre las tribus guindas luce inminente.

De hecho, desde sus orígenes en el terruño, Morena siempre fue un caldo de cultivo de conflicto, con asambleas reventadas por uno u otro grupo, sillazos, mentadas y de todo un poco, lo que ha obligado en reiteradas ocasiones a la directiva nacional a imponer dirigentes.

El panorama para los guindas en esta elección es aún peor. Con la mirada puesta en el 2021 y 2022, las tribus quieren hacerse del control del partido a como dé lugar, caiga quien caiga.

¿Podrán vencer el PAN y Morena a sus demonios antidemócratas haciendo valer de forma transparente y honesta la voluntad de su militancia? Las apuestas están 20 a 1 en contra.

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